¿Qué tanto me incomoda estar conmigo? Cuánta ansiedad estos días ¿no? Pienso que tenemos indicadores naturales como el hambre y el sueño; emocionales como dolor, enojo y tristeza, pero hay algunos que no logro identificar del todo, se sienten y no se ¿qué? ¿por qué? ¿para qué? Y al final es estresante, no se van aunque vaya al refrigerador, haga ejercicio, pase horas viendo series o películas. Pareciera que ahora que hay menos espacio y estoy más conmigo, los siento más que antes.
No me acostumbro, no los entiendo, están ahí como esperando un momento de distracción para acercarse más, al acecho, sigo sin voltear a verlo directo pero quiero, me llama, pero mejor… ¡no! Tan familiar pero completamente desconocido.
¿Y si me atrevo a ver? Al fin, no es más que una parte de mí, soy yo, llamándome desde otro rincón ¿olvidado? Puede ser ¿poco concurrido? Igual de probable. Soy yo queriendo que me volteé y que sin reparo, me eche un clavado en mí. Qué me reconozca, atreverme a ver en la oscuridad, a no alejarlo, por el simple hecho de que no se puede, siempre estará ahí. Dejar de pelearme, de rechazarme, en resumen, a no querer verme completo, con mi dualidad, con la luz y la oscuridad.
Ni bueno ni malo, solo es, o… mejor dicho: solo soy, completo, dual pero no dividido y cuando me acepto así, ésta ansiedad se va, ahora entiendo, este sentimiento furtivo no es más que una invitación a parar y hacer las paces conmigo ¿A que medidas desesperadas he llegado para sacarla de encima? O igual no tan desesperadas pero constantes… Ahora sin salir, forzado a estar conmigo 24 horas ¿por qué no darme la oportunidad de de ver lo mismo pero de otro ángulo, con otro lente o con un espejo?
Encontrarme y hacer mi paz, reconocerme… ser.
-jccp

