La muerte y destrucción, como principio de regeneración y reproducción, ya que se llama a la destrucción de la semilla en la matriz, del cual emerge la vida nueva, la obscuridad del interior del seno de la tierra donde encontramos la calma suficiente para reflexionar, visitar nuestro interior, conocernos y nutrirnos para renacer. En la obscuridad la feminidad también quita la vida con este poder destructivo, absorbe y devora la energía solar.
El cáliz, receptor del liquido seminal la union de la diada para generar vida nueva, las emociones, es el arcano numero dos: La Papisa, la madre universal, lo divino femenino; en su justo equilibrio nos complementa, nos conforta y nos conforma como seres completos, emocionales en su más pura expresión y capaces de expresar nuestro amor incondicional hacia nosotros, hacia los demás y hacia Dios.
La energía genera su ciclo y debe por fuerza existir polaridad, es negativa en su signo energético, los electrones que tienen carga negativa son los que definen a través de ésta energía que elemento de la materia tomará forma.
La mujer es un ser tan poderoso, que muchas instituciones humanas (varias dirigidas por hombres) la han aplastado, satanizado y perseguido. Es la única entre la dualidad masculino y femenino de nuestra especie que da a luz, si bien la generación consta de igual manera de cada uno, el dar a luz es solamente tarea de la mujer, que diferente es del hombre, y antropologicamente al humano como especie le da miedo lo diferente y lo que no puede controlar, entonces, naturalmente el hombre somete.
Hoy entiendo que mi capacidad de ser sutil, de sentir emociones y de dejarlas fluir es parte importantísima, es una manera de vivir mi energía femenina y que una vez admitida, reconocida y aceptada puedo integrarla y estar en unidad conmigo, conocerme y ser maestro de mi realidad y mis manifestaciones.
-jccp

