¿Cuántas veces he visto y me he resaltado lo que no me gusta de mí? ¿Cuántas son esas cosas que rechazo? Lo curioso es que, sabiendo que puedo transmutarlas para evolucionar no lo hago, simplemente las dejo ahí echando raíces y, es que, reconstruir implica remover estas raíces, sacarlas de tajo, preparando la tierra para sembrar todo lo nuevo.
Tirar árboles viejos, tal vez podridos, tal vez muy vivos y tal vez más de lo que me gustaría que estén, pero al fin reconstruir es volverme a formar, dejando lo que sirve y dando nuevo propósito a esta tierra. Todo lo que no me sirve ahora, sirve para generar lo nuevo, no se trata de romper y desechar, se trata de reutilizar, reformar ya que todo sirve si se le da un propósito, claro, por algo está ahí ¿no? Y más importante aún ¿para qué?
La tierra es el mejor ejemplo de reconstrucción: cuando algo cae muerto o incluso podrido a ella lo transmuta, alimenta lo nuevo. El seno de la tierra nutre y es ahí mismo donde me desarrollo y empiezo con raíces nuevas a reconstruirme. Entrar al seno de la tierra.
Pero y ¿en qué me voy a transformar? Basta con saber que es lo que quiero, así tal cual, si sé lo que quiero con el simple hecho de transformarme en ello, llega y esto para mí es la magia: cambiar de un estado a otro, el que es a lo que sea y en este entendido, con el simple hecho de serlo… Aparece.
Hago magia tan grande como me pueda imaginar a mi mismo reconstruido, ensamblándome entre lo que era, lo que soy y lo que quiero y con esto lograr ser… Simplemente SER.
-jccp


Totalmente de acuerdo.
Al final en lo que nos enfocamos y le metemos energía es lo que crece. Padrisimo como invitas a poner la energía en lo que realmente queremos y no en lo que rechazamos de nosotros mismos.
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