Hoy puedo entender perfectamente por qué la mayor parte de mi vida hui del dolor, no quería verlo, sentirlo y muchas veces ni siquiera contarlo y esto último porque significaba revivir, recordar y que doliera otra vez. Por muchos años entendí que debía guardarse, esconderse y que debía hacer lo necesario para olvidarlo o taparlo, al final el chiste era no sentirlo de nuevo, hasta que fue inevitable, viví una separación, una ruptura en muchos sentidos y niveles. Esta vez se sintió diferente, esta vez me desarmo, estaba en todos lados y a donde volteara a ver, la afectación era grande y había cambiado mi vida.
Esto hizo que lo viera directo, que lo cuestionara, este dolor no era igual al que tenia guardado de situaciones anteriores, no me lo podía “tragar” ni relegar, entonces decidí verlo y reconocerlo y vi que estaba conectado con dolores viejos y arrumbados, decidí admitirlo y aceptarlo para poder hacer mi paz con el, así fue como me di cuenta de que siempre va a estar presente lo quiera o no.
Pienso que el dolor es la base para poder valorar, quería tanto alejarme de el y no sentirlo que lo único que lograba era no poder disfrutar de nada, no es que la pasara mal todo el tiempo, solo no disfrutaba, no había tranquilidad y sentía desasosiego constante, entonces todo carecía de valor, no había satisfacción, había que evitarlo y esto me distraía de todo lo demás.
Esto no significa que, por el contrario, tenga que vivir en el dolor todo el tiempo y pues como en la vida hay altos y bajos, hay dolor y placer, es natural. Al darme cuenta de todo esto vi como es inherente al ser no hay nada que pueda hacer para sacarlo de mi vida.
Así es como veo hoy el dolor:
Soy el escultor de mi vida, en mí y solo en mí está el perfeccionamiento de la misma, el escultor a base de golpes con el cincel y el martillo desbasta, da forma y perfecciona el bloque de piedra, después pule todas las asperezas para que la escultura quede como el quiere, esto es un tema de tiempo, fuerza, conocimiento y trabajo diario, pero, si soy el escultor de mi vida y solamente yo la vivo ¿no me hace esto también la piedra al mismo tiempo? Soy el escultor y la piedra al mismo tiempo, entonces, este proceso de mí para mí, de irme descubriendo y quitando lo que no me sirve forzosamente duele.

¿Y el sufrimiento entonces? Desde mi óptica el sufrimiento es la decisión de quedarme en situación de dolor, es jugar un papel a través de éste para obtener un beneficio secundario, satisfacer una necesidad a través de alguien más. Ahí radica la diferencia entre dolor y sufrimiento.
El dolor entendido cómo una herramienta de autoconocimiento, la moneda con la que se “paga” la consciencia. Hay un aforismo que describe perfectamente eso “Summum Sapientae, doloris summum” y significa la suma de tu consciencia es igual a la suma de tu dolor y yo le agregaría para poder realizarme en el dolor, que es por medio de la responsabilidad, solo si me hago responsable del dolor que siento, sea cual sea, puedo entonces transformarme a través de el, este dolor que me hace mierda hoy, lo reinvento para mi crecimiento.
-jccp

